Las aftas bucales, también conocidas como úlceras aftosas o simplemente aftas, son lesiones dolorosas en las que en ciertas ocasiones debes acudir a tu dentista ya que pueden desarrollarse en el interior de la boca, en las mejillas, los labios, la lengua o la garganta. Estas pequeñas úlceras suelen ser de color blanco o amarillo rodeadas por un área roja y inflamada. Aunque las aftas no son contagiosas ni representan un riesgo grave para la salud, pueden ser incómodas y dolorosas, lo que puede dificultar hablar y comer.
Algunos puntos clave sobre las aftas bucales incluyen:
Causas: Las causas exactas de las aftas no siempre son claras, pero se cree que pueden estar relacionadas con factores como el estrés, lesiones en la boca, alimentos ácidos o picantes, deficiencias nutricionales, y en algunos casos, predisposición genética.
Síntomas: Las aftas suelen causar dolor y molestias, lo que puede dificultar la alimentación y el habla. A menudo, son pequeñas, pero en casos graves, pueden ser más grandes o agruparse.
Duración: Por lo general, las aftas bucales desaparecen en una o dos semanas sin tratamiento. Sin embargo, en casos crónicos, pueden reaparecer regularmente.
Tratamiento: No existe una cura definitiva para las aftas, pero hay medidas que puedes tomar para aliviar el dolor y acelerar la curación. Esto incluye enjuagues bucales con soluciones salinas, medicamentos tópicos, como geles o enjuagues con esteroides, y evitar alimentos o bebidas que puedan irritar las aftas.
Si las aftas bucales son frecuentes, muy grandes, se acompañan de otros síntomas o no mejoran con el tiempo, es importante consultar a un dentista o médico para descartar posibles problemas subyacentes y recibir orientación sobre el tratamiento adecuado.